Esta línea de productos cuenta con 6 variedades diferentes, así que los packagings debían tener un elemento clave que permitiese identificar los diferentes sabores o acompañantes de las sardinas. Para este caso, utilizamos la paleta de color. Seleccionamos un tono azul oscuro y el blanco para la tipografía y las ilustraciones; y elegimos un color identificativo para cada uno de los sabores: rojo coral para la salsa de tomate, rojo bermellón para la salsa picante, amarillo para el aceite de girasol, verde para el aceite de oliva, naranja para el escabeche y azul para el agua.
De esta manera, toda la línea se convierte en una llamativa masa de color en el lineal que ayuda tanto a reconocer la marca como a diferenciar cada uno de sus productos entre sí.